domingo, 16 de octubre de 2011

Un, dos, tres por el gruñón.

Una y otra vez, esa risa tan peculiar se colaba entre sus pensamientos, haciéndolo sonreír sin aparente razón. ¿Era en serio? ¿De verdad él estaba sonriendo por recordar a esa pulga hiperactiva?

—No seas estúpido, Ritsu —puso la taza sobre la mesita con más fuerza de la necesaria—; saldré un momento, hermano.

Se puso de pie de un salto e hizo ruido con las llaves del departamento con la intención de despertar al oso que tenía por hermano. Se acercó a la puerta y se giró sobre los talones, cruzando los brazos alrededor de su pecho, y esperó.

Escuchó claramente como “algo” se impactaba con el suelo; estiró el brazo, con la mano abierta y una sonrisa burlona. Una maraña de cabello café pronto se asomó y dejó caer varios billetes en la palma del Aoi menor. —Cigarrillos. Una caja. De los blancos. No regreses muy tarde—. Y con eso, se giró y regresó a su “cueva”. Cerró con llave y bajó al lobby, usando las escaleras por primera vez en varios meses, después de todo, no pensaba regresar tan temprano a casa.

Una vez afuera, emprendió una caminata sin rumbo definido: seguro se le ocurriría a dónde ir en el camino. Luego de quince minutos, se encontró sonriendo otra vez. Sacudió la cabeza y se forzó a pensar un destino.

—Mamá, ¿regresaremos mañana? —dijo un pequeño que iba pasando— ¡di que sí, anda! ¡Sabes que adoro el parque y…!

Perfecto.

Se dejó caer sobre una banca cerca de los juegos. Y no era porque quisiera ver a los niños jugar, sino porque esos mocosos podían hacer mucho ruido y, así, podría concentrarse en todo menos en sus pensamientos que, honestamente, comenzaban a preocuparle, es decir, ¿por qué cada que se daba cuenta, estaba pensando en ese monito inquieto? Y ahí iba de nuevo.

—¡Un, dos, tres por Tsu-su que está en la banca de allá!—. Rió fuerte. ¿Ahora deliraba con su voz? —Si no corres te atraparé y no podrás salvar a tus compañeros, Ri-chan!

—Claro, claro —contestó, restándole importancia; luego echó su cabeza hacia atrás, cerrando los ojos despreocupadamente.

—Oh, venga, juega con nosotros —dijo, irritado—. El hecho de que hayas renunciado, no significa que vayas a dejar de ser mi amigo. ¡Venga, bella durmiente! —ordenó, jalándole el cabello y besándole muy cerca de los labios.

—¡Qué diablos pretendes, mocoso! —gruñó el de los anteojos, olvidándose por completo de lo mucho que lo extrañaba. El castaño, con su radiante sonrisa de siempre, saltó sobre él, abrazándolo con fuerza.

&.

Casi sin energía, Yuya rogaba porque su hermano regresara pronto con sus cigarros.

1 comentario:

  1. ¡Byleeen! :3
    Mira por tu culpa me hice un blog personal, así que debes sentirte orgullosa (?), okey no, lol.

    Vengo a comentarte y estrenar el blog, y qué mejor con un escrito así, para lo que está dedicado todo acá. No sabes la ternura que me provocó leer a Ritsu y Atreyu en una situación así, sobre todo por cómo iban las cosas con Aoi.

    ¡No te hagas, Tsu-su, sabes que quieres estar con Atreyu forever&ever! (Btw, espero también pueda llamarle así, ¡no te enojes, Atreyu! (?) lol). Me pareció demasiado lindo el hecho de que lo mostraras pensativo, y en esos pensamientos siempre está nuestro pequeño alemán favorito<3.
    Por otra parte ¡él me enamoró como siempre! Ya he dicho muchas veces que me encanta Atreyu, él le da una chispa hermosa tanto a Hack como al colectivo en general, y ni qué decir en el corazoncito solitario de Ritsu. Aww, pero si son amor :33

    Muy lindo, Bylen. Acá me tendrás seguido leyéndote y comentando. No sé si ya te lo dije, pero me gusta mucho cómo escribes :3

    Ánimo y gracias por el hermoso regalito. Ya dije: te voy a comer un día de estos♥.

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